afrocuba4Estamos profundamente molestos. Negros y negras, mestizos y mestizas nos sentimos humillados por la constante represión y acoso policiales en las calles. Nos sentimos humillados porque se nos acosa cuando andamos con extranjeros. Nos sentimos humillados porque alguien, en algún lugar invisible, ha decidido que el color de nuestra piel, nuestra raza o nuestro origen son las marcas perfectas para que se nos considere hombres y mujeres predelictivos y peligrosos. Y nosotros, blancos y blancas, sensibilizados con la discriminación racial, compartimos la profunda molestia de nuestros hermanos negros.

Cuando policías vestidos de negro, con perros sin bozal, se despliegan en las calles para intimidar a hombres y mujeres negros con dignidad, algo anda muy mal en la sociedad cubana. Cuando se nos pide constantemente el carné de identidad, como si nuestra identidad u origen no estuvieran claros, o nos perfilan como posibles delincuentes por nuestras características raciales, nos están enviando el mensaje de que nuestra presencia no es bienvenida en las calles. Cuando se nos mira con desprecio  -dicen los académicos que con prejuicio-  al gritar nuestras molestias acumuladas o al comportarnos como cualquier cubano o cubana, sentimos dolor por nuestros mayores, por nuestros hijos e hijas y por nuestros hermanos y hermanas que han vivido y vivirán estigmatizados por su raza, color de la piel u origen.

Ya no parece suficiente con que tengamos que hacer un esfuerzo extra para parecer lo que somos al resto de la sociedad: decentes y capaces; también tenemos que contemplar tranquilamente las cárceles y prisiones mayormente pobladas de negros y negras y admitir, al mismo tiempo, que vivimos en el mejor de los lugares diseñados para nosotros en todo el mundo. Y no podemos protestar, porque, se nos ha repetido hasta el cansancio, debemos estar eternamente agradecidos por nuestra suerte.

¿No basta con la pobreza, y en muchos casos la miseria, en las que vivimos en nuestros barrios olvidados? ¿No basta con el empeño que tenemos que poner en adquirir unas cuantas divisas para malvivir en un tipo de economía que no fue decidida por nosotros?

Sí. Es verdad. No pocas de nuestras hermanas e hijas, y no pocos de nuestros hermanos e hijos asumen actitudes socialmente reprobables. Desafortunadamente. La frustración y el desespero, ligados a la búsqueda del placer mal entendido, los lleva por un camino que nada aporta al crecimiento, a la educación y a los valores. Pero pongámonos de acuerdo. Cuando  la prostitución u otros males son ejercidos por unos pocos, podemos decir que el problema es de esos pocos; pero si ellos son  practicados por unos muchos, el problema es tanto de la sociedad como del gobierno. ¿Dónde están las oportunidades para aquellos? Un hecho es claro: somos hombres y mujeres esencialmente invisibles para el bien y estrictamente visibles para el mal.

Ya basta. Reconocemos que no somos los únicos que sufren represión en Cuba. Los blancos pobres y sin padrinos también la sufren. Pero somos testigos vivos de que la represión en nuestro país sube con la intensidad del color o el lugar de procedencia. Lo que ha dañado la autoestima de muchos.

NO MÁS AL RACISMO es una campaña de protesta y de conciencia entre nosotros, negros y negras, mestizos y mestizas, a través de nuestras firmas, y también entre personas sensibles de otras razas, para llamar la atención sobre nuestra mala suerte histórica decidida por otros: dicen algunos que por la tradición, esos otros que por la historia, estos que por la cultura, los más que por los prejuicios, y muchos que por nuestras propias culpas. Pero nosotros, que no nos consideramos víctimas, sino victimizados, y no practicamos el racismo al revés, hemos decidido decir, juntos, NO MÁS AL RACISMO.

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