creencias-religiosas1Para la ciudadanía global  la religión es una de las fuerzas relevantes de seguridad personal y de movilización colectiva, es un proceso de comunicación y acercamiento humano, una importante herramienta simbólica y a la vez material de identidad, es una  forma de empoderamiento, un ejercicio de ciudadanía, es  el pretexto y la búsqueda de participación en la sociedad civil. Para la comunidad académica la religiosidad es un termómetro que va reflejando como se mueve la sociedad, una expresión de cómo desde lo religioso, se vive, se manifiestan los problemas de la vida cotidiana.

Cuba es una isla con personalidad propia, cargada de valores y símbolos religiosos donde se desarrollan todas las tendencias religiosas que se ejercen en el mundo, la de sectores tradicionales, fundamentalista, hasta sectores muy radicales y secularizantes. El mapa religioso cubano esta conformado básicamente por tres grandes grupos: el catolicismo, el arco que representan las denominaciones protestantes y las religiones de origen africano. La mayoría de la población cubana tiene sentimientos, ideas, representaciones religiosas que no son propiamente coincidentes con el catolicismo, el protestantismo, el espiritismo o con la Regla de Ocha Ifa o Santería, pero se alimentan de todas ellas.

Tras el movimiento sísmico de 1959,» la esperada ola libertaria» cedió ante los patrones discriminatorios de los esquemas ateísta propio del marxismo de corte soviético, el ejercicio cívico religioso atravesó por amargas realidades, no tener creencias religiosas de tipo alguno era aceptado desde entonces sin reservas  éticas o  sociales, el ateismo dejo de ser visto como un defecto moral, se convirtió en un logro, en  un asunto publico,  merito y virtud. La sociedad cubana se debatía entre elegir la fe de la iglesia o la fe de la Revolución, un choque inevitable que dio lugar a la promoción del ateismo científico, una infusión discursiva, sin fecha de vencimiento. La religión era un  obstáculo para el nuevo esquema político y el  desarrollo del hombre nuevo, el ateismo fuerte y sistemático como parte de una lectura doctrinal y antirreligiosa del marxismo se convirtió en una religión privilegiada política y socialmente. La discriminación social y política  para los religiosos ocupo lugar, estos vieron cerrarse muchos espacios y vías de ascenso en la sociedad, unos abandonaron la fe, otros optaron por una doble fidelidad o «doble moral«, alejamiento de la iglesia aun conservando la fe en aras de asegurar determinada posición en la sociedad, acceso a una carrera universitaria especifica, un cargo de dirección, o simplemente una plaza  laboral,  las instituciones religiosas se vieron forzadas a reflexionar internamente, se convirtieron en fortalezas sitiadas.

En los noventas tras la caída de muros reales y simbólicos, se despenaliza la espiritualidad religiosa, las diversas religiones y su ciudadanía  dejan de habitar la clandestinidad y  comienzan a insertarse en el espacio público, no solo se  inicia una reanimación de la espiritualidad religiosa sino también una pluralización de la misma. En periodos de crisis la fe religiosa es una dinámica que cobra fuerza, el paisaje religioso cubano se diversifico como una necesidad sustantiva de la ciudadanía, comenzó a operar como la expresión de los deseos, necesidades y preocupaciones de una sociedad abierta al cambio, portadora de esperanzas. Para muchas personas la reanimación de la espiritualidad y ciudadanía  religiosa se convirtió en un proceso de búsqueda de la comunidad perdida, para otros la vía de evasión de la realidad en crisis. La  despenalización de la conciencia religiosa posibilito el hermanamientos de iglesias, particularmente en las islas portátiles donde se halla anclada  la diáspora cubana, apoyo, intercambios en distintas áreas, emergencias de discursos en pos de la reunificación, transmigración religiosa, crecimiento de membresía en instituciones y organizaciones religiosas,  incremento de ceremonias, publicaciones y actividades religiosas, mayor presencia e influencia de la religión en la vida publica y privada.

La Santería o Regla de Ocha tiene una historia desventajosa en las relaciones de poder en Cuba, durante muchos años se mantuvo tras la sombra, se le negó la condición  de cultura y las funciones que ella es capaz de desempeñar tales como memorización, entendimiento, formación ética y expresión estética. La hegemonía de una cubanidad históricamente excluyente hacia las religiones de origen africano implico la creación de multiple estereotipos que hoy continúan vivos. La Santería es una practica religiosa autónoma, diferenciada de otras modalidades religiosas,  para muchos siempre ha sido una alternativa de solución a la problemática individual, no cuenta con una iglesia central, una organización administrativa, un canon, un dogma, es un culto muy personal, muy individual del hogar que abandono su anclaje local mediante su expansión en lugares tan ajeno como Dinamarca, Japón, Australia, Suecia, Finlandia, Serbia, Canarias o  Alemania lo cual ha  posibilitado el crecimiento de la familia religiosa y la expansión de esta religión transcultural. Las redes religiosas transnacionales  no solo tienen carácter religioso, también son de tipo social y económico, surgieron empresas religiosas en Venezuela, Canadá, México, Estados Unidos que posibilitan una mayor comunicación con la comunidad emigrada.

Hoy se  manifiesta  ausencia de la pluralidad religiosa en los medios de comunicación, aun desde el esquema político se mantienen posturas irreligiosas, salen a la luz viejos y nuevos fundamentalismos y cobran fuerza tendencias conservadoras, se siente la ausencia de la religión dentro de la cultura, la cultura artística aun no toma en cuenta el pensamiento religioso,  son visibles elementos prohibitivos en lo cual no hay suficiente espacios para las manifestaciones religiosas, ausencia de un dialogo al interior de las religiones, se levantan obstáculo frente al avance del dialogo interreligioso, patrones discriminatorios,  fundamentalistas  y excluyentes coexisten, se desconocen las diversas variantes de teologías, ninguna publicación de teología ha logrado permanecer en Cuba, existen pugnas por el poder simbólico y religioso,

Defender la pluralidad religiosa como perfil de empoderamiento ciudadano, nos permitirá desde los distintos componentes culturales-religiosos de la sociedad cubana lograr un    sistema más abierto e inclusivo, una ciudadanía multicultural abierta y tolerante hacia la diversidad.

Juan Antonio Madrazo Luna

Coordinador Nacional del CIR

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