Por Pedro Dupre – Misceláneas de Cuba
El mito de igualdad racial y justicia manufacturado para los cubanos de color, es el reto que se mantiene a través de los años para negar la verdadera integración social del negro cubano a un nuevo contrato social. Este mito emplea la negación de una «construct» racial que determina y articula la jerarquía política, económica y social de Cuba en toda su historia.
Para un afrocubano/ a desconocer ese mito implica convertirse en un traidor y un apátrida. Durante la Guerra de los Diez Años la masiva y voluntaria participación de los esclavos cubanos en esta contienda supuso por primera vez el deseo y la determinación del negro cubano de establecer un contrato social justo y equitativo para con los futuros gobernantes de la isla. A partir de este momento los participantes en la Guerra se sentían negros y cubanos y los avances en materia de liderazgo obtenidos durante este conflicto incrementaron las expectativas, para ellos, de un futuro mejor.
La masacre de negros cubanos en Oriente en 1912 se perfila en el revisionismo no como el punto culminante de una frustración por promesas incumplidas y expectaciones que no se cristalizaron, si no como los esfuerzos de ex-combatientes ambiciosos y racistas. A estos negros traidores y apátridas había que eliminarlos físicamente y destruir ese movimiento como una amenaza a la fabrica social cubana. Esta ignominia resultó fácil de ejecutar porque el espectro de una republica negra siempre ha sido un fuego fácil de apagar en Cuba.
Eliminar este mito entonces trae como ineludible consecuencia que el negro cubano se dispone a enfrentarse al blanco. El mito que es y ha sido la no existencia del racismo en Cuba, inhibe al negro cubano de hacer reclamos a los gobernantes de turno. El aceptar el mito de la igualdad relega al negro cubano a la misma posición servil que siempre ha ocupado en la estructura social de la Isla de Cuba.
Si el mito de la igualdad racial y justicia equitativa se acepta, entonces la posición socioeconómica y política del negro en Cuba se justifica no por la falta de oportunidades y la discriminación existente, si no en falta de desempeño del negro y por ende su inferioridad intelectual.
La supuesta igualdad del negro en Cuba de hoy es una parodia de una realidad cruel e inmoral. Los gobernantes de turno manipuleando las cifras del Censo Nacional, certificando a los mulatos como una raza intermedia y promoviendo personas de la raza negra las posiciones dentro del Partido pretenden dar la impresión de que el problema racial en Cuba terminó cuando se promulgaron edictos en contra de la discriminación racial en 1959.
Los negros cubanos que apoyaron al gobierno comunista, pelearon en sus guerras, construyeron sus escuelas y carreteras en espera de un contrato social que validara sus anhelos de igualdad y justicia, revisan las mismas frustraciones que los mambises que sangraron en la manigua durante las guerras contra el Imperio Español y quienes los suplantaron en el siglo XIX.
Hoy negros como Antúnez, Darsi Ferrer, Elias Biscet, Vladimiro Roca, se les despoja de su derecho de hacer reclamos a un Gobierno por ser negros o descendientes de negros. El gobierno de hoy como los de ayer no llegar a entender que se puede ser negro y patriota la misma vez Lo que en realidad no podemos darnos el lujo de ser es tontos por tercera vez y entregar nuestros destinos a los gobernantes cubanos del futuro.
Fotografía del usuario de flickr: ilriccio