El tema de la discriminación racial sigue siendo la asignatura pendiente de Cuba. El problema básico es que en nuestro país se sigue pensando oficialmente que el racismo presente es más una cuestión de prejuicio y de agenda incompleta que estructural.
El CIR aprovecha este 21 de marzo, Día Mundial contra la Discriminación Racial para enfatizar que nuestro problema es tanto histórico como cultural y político. Desde luego que llamar la atención del racismo tanto desde la perspectiva histórica como cultural son perogrulladas que vienen sirviendo de coartada a grupos políticos para desviar la atención sobre su específica responsabilidad en la apertura hacia el tema.
En Cuba confrontamos un problema estructural con el racismo que se refleja en cuatro dimensiones: una dimensión socioeconómica, que reproduce la discriminación en amplios sectores de la sociedad, atravesando la geografía urbana de las grandes ciudades; una dimensión estética, que impide una representación global y proporcional de negros y negras en los medios de comunicación; una dimensión penal, que se pone al día en las cárceles y prisiones de Cuba y en la actitud preferentemente racista de la policía; y una dimensión doblemente política inscrita tanto en el Artículo 5 de la Constitución vigente que prescribe la superioridad de un grupo humano sobre el resto de los grupos que conforman nuestra pluralidad nacional como en la represión de las organizaciones afrodescendientes que de manera cívica e independiente articulan sus agendas para combatir el racismo.
En esta fecha y en este año, que las Naciones Unidas han dedicado a los Afrodescendientes en todo el mundo, el CIR quiere llamar la atención de las autoridades sobre la agenda y el desafío raciales que Cuba tiene para completar su proyecto de nación.
El compromiso del CIR en esta dirección es indeclinable.
Coordinador Nacional