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Otra oportunidad perdida (parte 1)

policia_cubana [1]El gobierno cubano demuestra cotidianamente su incapacidad para enfrentar el enorme reto que representa la problemática racial y las inquietudes crecientes que esta provoca dentro y fuera de nuestras fronteras.

Ahora mismo las autoridades de la Isla se encuentran muy a la saga y divorciadas de los ambientes y las dinámicas globales que promueven iniciativas de todo tipo, encaminadas a hacer justicia histórica con la herencia y el legado de los africanos y sus descendientes y sobre todo hacer valer los derechos y espacios para todos sin distinción.

El Año Internacional de los Afrodescendientes establecido por la ONU con la efervescencia intelectual, política, cívica y cultural que ha generado alrededor del mundo, las claras recomendaciones hechas al gobierno cubano por el Comité de la ONU para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD) en la perspectiva de establecer espacios e instituciones independientes para la ventilación del delicado tema, además las iniciativas y acciones de los movimientos independientes que de manera pacífica buscan la verdad histórica y la más plena integración, podrían constituir el marco idóneo para que las autoridades cubanas demuestren la voluntad y sensibilidad de enfrentar con aires nuevos un problema tan antiguo como nuestra propia historia.

A pesar de que los máximos líderes han reconocido en varias ocasiones la persistencia y gravedad del problema racial, el silencio institucional, la ambigua manipulación argumental y la represión más descarnada continúan siendo las respuestas oficiales a las realidades e inquietudes que provoca el tema.

El domingo 8 de mayo, Día de las Madres, un gigantesco operativo de la policía política, pródigo en agentes  y medios sembró el terror entre vecinos y transeúntes de la barriada habanera de El Vedado solo para impedir que una decena de activistas antirracistas colocaran una ofrenda floral en el monumento que rinde homenaje a Mariana Grajales, valerosa patriota mestiza que impulsó a sus hijos a convertirse en héroes de nuestras guerras de independencia. Debo confesar que a pesar de la represión y las detenciones de esa mañana resultó más fácil colocar la ofrenda en su pedestal de destino que  convencer a cualquier interlocutor de la veracidad del insólito suceso.

Pocas horas después de este hecho el Dr. Esteban Morales publicó en su Blog personal (http//estebanmoralesdominguez.blogspot.com), un texto que bajo el titulo «Frente a los retos del color  como parte  del  debate  por  el socialismo» reitera algunas claves arguméntales esgrimidas por el poder para enfrentar el reto de los traumas e inquietudes que generan la problemática racial en Cuba.

El Dr. Morales, un especialista en economía y relaciones Cuba-Estados Unidos de larga trayectoria académica, en los últimos años se ha erigido en una especie de vocero oficial sobre la cuestión racial y nos sorprende desde el titulo mismo de su entrega.

No es el color de nada ni de nadie lo que plantea un reto para el presente y futuro de nuestras relaciones humanas, si no las actitudes y comportamientos de los actores sociales frente a las desigualdades y carencias culturales que atrofian nuestra convivencia en cualquier circunstancia política o económica.

Por otra parte el socialismo no está en debate en Cuba, porque no se puede debatir sobre lo que no existe. Fenómenos como la invariable defenestración de todos los delfines del poder, muchas veces por intentar reproducir el modo de vida de sus progenitores políticos,  el reconocimiento por parte del general presidente de que no cuentan con relevo para asumir los papeles dirigentes, la estampida migratoria de tantos privilegiados y confiables, lo que incluye a una parte considerable de la descendencia de los personajes históricos de la revolución o la corrupción galopante de los docentes que deben adoctrinar a las nuevas generaciones, demuestran que aquel socialismo y aquella utopía solo sobreviven en la retórica útil del continuismo hegemonista.

El texto comienza reproduciendo dos reiteraciones arguméntales que resulta necesario aclarar: En primer lugar que la revolución había desarrollado una política humanista y de lucha por la igualdad social. Considero que la estatización de los servicios sociales no es muestra de humanismo e igualdad. Solo cuando el hombre, su dignidad, integridad sin condicionamientos y sus derechos son plenamente respetados y protegidos podemos hablar de humanismo.

El humanismo y la igualdad son palabras vacías cuando un negro, un oriental o un homosexual pueden ser excluidos o victimizados por su raza, origen o preferencia, cuando hay que agradecer por obligación  incluso lo que no se tiene.

Por otra parte nos repite el Dr. Morales que durante la crisis de los años noventa se hizo evidente el retraso y las desventajas que padecían amplios sectores de la población negra para enfrentar las nuevas condiciones. Lo que siempre se olvidan de reconocer los voceros del poder es que los negros llegamos al convulso final del siglo en peores condiciones porque nunca se pusieron en practica los mecanismos socioeconómicos destinados a paliar esas desventajas que arrastramos a lo largo de nuestra historia.

El autor cae en una lamentable contradicción cuando enumera muchos de los traumas y carencias que sufrimos negros y mestizos y que nos colocan en peor condición cada vez que se actualiza el modelo socioeconómico a favor del sostenimiento del poder, a la vez que habla de logros alcanzados por los afrodescendientes beneficiados por la revolución.

Quisiera que algún día los defensores del sistema se dignen a enumerar los logros que tanto mencionan y nunca describen y de paso demuestren el valor intelectual y político de reconocer los alcances y espacios alcanzados, en los siglos XIX y XX, por los afordescendientes cubanos con mucho esfuerzo y sacrificio en condiciones adversas  e incluso hostiles.

Si hoy queda mucho por hacer para lograr la siempre soñada igualdad y equilibrio social, si ser negro continua siendo un obstáculo para insertarse y avanzar y además todos los cubanos crecen ignorando lo que lograron los afrodescendientes en el terreno intelectual, cívico, cultural, artístico, político, sindical o deportivo  antes de 1959, ¿sobre qué fundamentos de orgullo y autoestima se asentará el crecimiento y la evolución de este importante sector social que sigue luchando por dejar de ser el marginado de siempre?

Leonardo Calvo Cárdenas

Historiador y politólogo

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