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Es posible soñar

4373577013_7b571c2b78 [1]Una vez más en su corta existencia el Comité Ciudadano por la Integración Racial (CIR) ha sido victima del nerviosismo de Estado que desató su tradicional dinámica represiva para impedir, mediante un nutrido operativo policial, la celebración en días pasados de un taller de análisis y debate sobre un tema capital para la realidad de nuestra convivencia cotidiana.

El argumento «disuasorio» que los oficiales de la policía política presentaron al coordinador nacional del CIR, detenido para la ocasión, es que no somos los más indicados para atender el complejo asunto de las relaciones y equilibrios interraciales en Cuba, en tanto ya existe un grupo de intelectuales que a instancias del partido comunista se encargan del asunto.

Lo dicho más bien parece el mal chiste de estos señores que se manifiestan como si en lugar de cincuenta años llevaran sólo cincuenta días en el poder. Es tanto el divorcio de la realidad que padecen los gobernantes cubanos que son incapaces de reconocer a los actuales traumas y desfases sociales como una consecuencia directa del silencio que los intereses de manipulación  paternalista impusieron sobre el delicado asunto de las relaciones interraciales como la peor continuidad posible a las desigualdades heredadas de épocas pasadas.

La inquietud y preocupación de las autoridades por el avance de iniciativas ciudadanas en este campo tal vez se deba a que saben que permitir o impulsar el necesario debate implica reconocer causas y asumir responsabilidades dimanadas de tan largo y absoluto poder, lo cual no es una vocación que el liderazgo de la isla haya demostrado en su dilatado andar por la política nacional.

El argumento utilizado manifiesta el pecado original que sustenta la contumaz intolerancia que caracteriza a los régimenes de inspiración totalitaria, los cuales no aceptan la importancia y trascendencia que para las sociedades modernas tienen las potestades y valores de la diversidad cívica que dotan  a cada ciudadano o grupo del derecho natural de atender por medios lícitos y pacíficos todos los asuntos que en el marco de la sociedad les inquietan o perjudican.

De exclusividad monopólico y paternalista esta gravemente enferma la sociedad cubana, los animadores del CIR no queremos ver a nuestros descendientes crecer en una Cuba contaminada de censuras, simulación y desigualdades por lo que el debate y las acciones cívicas e intelectuales que con total legitimidad hemos diseñado serán concretadas a como de lugar. Si el partido gobernante y sus heraldos, de alguna manera, deciden acompañarnos, serán sin duda alguna bienvenidos.

Mientras las autoridades cubanas se empeñaban en creer que habían suprimido de un plumazo los antiguas desigualdades, hundían a la sociedad cubana en el abismo de una percepción distorsionada y esquemática de la nación norteamericana y afinaba los diseños represivos que hoy se niega a abandonar, los herederos de Lincoln y Luther King han alcanzado la madures que les permite demostrar la altura y firmeza cívica necesarias para otorgar, ante el indiscimulado asombro de los jerarcas de La Habana, respaldo mayoritario a un candidato afrodescendiente -e hijo de inmigrante para más señas- que viene a ser la expresión mas visible e impactante, pero ni con mucho la única, de los resultados positivos que asegura sustentar las relaciones humanas y políticas en sólidos referentes de libertad, diversidad, pluralismo y respeto a la diferencia.

Cincuenta años después que la paz social de los Estados Unidos fue quebrantada una y otra vez por el cruento enfrentamiento de norteamericanos de diferente color de piel, cuarenta años después que el gran líder Martin Luther King lanzó su clarinada «…tengo un sueño» los estadounidenses ricos y pobres, negros y blancos, conservadores y liberales, nativos e inmigrantes demuestran su capacidad de colocarse por encima de antiguos prejuicios y resentimientos para lograr un consenso mayoritario y ejemplar sobre quien puede ser el candidato capaz de  impulsar las transformaciones que necesita ese gran país y a la vez mantener sus posición de liderazgo global.

Esta lección nos permite pensar que es posible soñar el día cercano en que los cubanos logremos desterrar la intolerancia y el miedo que nos agobia para construir esa Cuba con todos y para el bien de todos que nuestros padres fundadores sintieron necesaria y posible.

Leonardo Calvo Cárdenas
Vicecoordinador Nacional del CIR

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